HakonSonnen

II La cena fue tranquila, como una fotografía de nosotros en un pasado ya más o menos lejano. Todos gozamos la comida que, a pesar de ser solo 3 personas, se acabó en un santiamén. Nuestros pokemon también cenaron comida hecha por Leaf, que también fue devorada con mucho entusiasmo.      - ¿Cómo ha ido la investigación junto al Profesor Oak? – preguntó Leaf mientras vertía agua en su vaso.    - Bastante provechosa – contesté – Pero aún no hay resultados contundentes.    - ¿Pero cuál es el foco de todo esto?- replicó Ash.   - Pasa que hace

La verdad es que pensé, en mis divagaciones, que había escrito acerca de este oscuro evento de mi vida, pero sumergiéndome en mis polvorientos archivos no pude encontrar nada, así que tal vez sea hora de rememorar, para el espanto de mi memoria, aquel fatídico día. Mañana de un día, la verdad es que da igual cuál fue, bastante tranquilo, pocas nubes en el cielo de mi austral ciudad. Caminaba sin mucho apuro por las céntricas calles, en camino hacia la plaza. Aquí el río atraviesa a la ciudad desde la montaña hacia el mar, por lo que hay varios puentes a lo ancho de ésta. J

I - No me sorprende. Ha sido así desde que nos conocimos. – Contesté con un dejo de nostalgia en mi voz. En el tráfago de nuestras vidas habíamos terminado, sin que nadie lo hubiera predicho, encontrándonos. Cada uno en la más extraordinaria de las aventuras, atravesando parte de la región de Kalos, para terminar, como reza la historia, regresando al viejo Pueblo Paleta. No sin antes hacer un alto en la casa de una gran amiga. El lugar era precioso: el paisaje rodeado de espigas al viento y molinos que llevaban su monótono ciclo con la suave brisa. El piso de vidrio de la casa permitía esta

Silencio. La nieve cae lentamente sobre el extenso campo que se pierde lejos, allá donde los densos bosques hacen la frontera entre el valle y las faldas de las montañas que, poco a poco, se comienzan a teñir de blanco y vestir con un delicado manto de niebla, cual tela de seda. El sol comienza a caer, a esconderse detrás de aquellas cumbres, mientras la oscuridad empieza su corto reinado junto al frío, frío que cala hondo, que hace temblar a propios y ajenos. Hans caminaba en medio del bosque, por un sendero estrecho y escarchado, con la idea de llegar rápido a destino. El aire helado empezaba a penetrar la

Él venía con una sonrisa en el rostro. El día justificaba su estado de ánimo: un sol radiante, sin nubes en kilómetros a la redonda…solo un profundo azul. Venía pensando en que le diría a ella…cuando la viera, en la Plaza del Príncipe… De solo pensar en sus ojos…sus labios…su voz melodiosa, se le aceleraba el pulso y sus penurias y problemas se disipaban con una dosis de felicidad y amor al extremo. La primavera estaba en su paroxismo, con verde en todo lo perteneciente a la madre naturaleza, grandes y frondosos árboles que, a un costado de sendero de tierra por donde

Esta canción me produce algo. La música me produce algo. La noche me produce algo. Las palabras me produce algo. Pero no son todas las palabras: solo las que vienen de un lugar específico. De lo profundo, místico, puro. Es esa nostalgia que no me produce tristeza, pero tampoco es alegría. Podría ser “Reflexión”. Aquí escribo todo, todo fluye más rápido. Todo tiene sentido. Mi corazón sufre, es cierto. Este estado no me hace bien, es como una droga. “Placentero” y “peligroso”. Ay corazón… Y es que, aun así estando viviendo esto, no s&